Crisis existencial, Round 1

Yo tenía la ilusión de que un día iba a encontrar la solución definitiva a mis crisis existenciales y ese día iba a poder escribir un artículo sumamente detallado compartiendo mis secretos con el mundo. No creo que ese día vaya a llegar pronto. Por el momento, he decidido escribir éste puñado de reflexiones inconexas que han surgido de mi último enfrentamiento con una crisis. No tengo ninguna formación cómo psicólogo, filósofo o algo similar por lo que soy totalmente consciente de que muchas de las revelaciones que he escrito acá son sólo inventos míos y espero que sean vistos de esa manera. Sin embargo, espero compartiendo mi propio proceso quizás pueda ayudar a otros que se encuentren en una situación similar a encontrar sus propias respuestas o preguntas.

Tomarlo con calma

Cuando uno siente el impacto de una crisis existencial, el primer impulso es buscar la manera de salir de ésta situación lo más rápido posible. De un momento a otro la sensación de estabilidad que tenía desaparece y todo empieza a desmoronarse. Es cómo si uno estuviese en medio de un tsunami que está arrasando con todo a su paso.

Es una mezcla de sensaciones muy incómoda. Por un lado siento tristeza por las cosas que estoy perdiendo, me siento sin energías y hay una necesidad de hacer el duelo por esas cosas, incluso cuando no puedo identificar exactamente qué cosas he perdido. Y por otro lado, siento mucha energía acumulada. Siento ésta necesidad o impulso de querer salir de ésta situación incómoda. Quiero que todo cambie, que alguien venga y arregle mi vida, que ponga todas las piezas en orden. Lo que he aprendido ésta vez, con la ayuda de mi psicóloga, es a mitigar un poco éste impulso primario de querer salir lo más rápido de la crisis. No sólo porque mientras más intento salir peor me siento, sino también porque he empezado a entender que, a veces, las crisis son necesarias e incluso saludables. Es la forma que tiene mi organismo para decirme que algo no está funcionando del todo bien.

Estamos acostumbrados a pensar en las crisis como eventos negativos o malos pero no tiene porque ser así. Cada crisis es particular y única, pero creo que en muchos casos la crisis es la culminación de algo que venía mal. Es el momento del viaje donde la camioneta finalmente se rompe y nos deja varados en el medio de la nada. El problema no es la crisis, no es ese momento particular en el tiempo, sino el ruido que hace meses venía escuchando dentro del motor y estuve ignorando.

Si lo que produjo la crisis fue que yo estuve evadiendo cosas que sentía que estaban mal, querer salir rápido de la crisis es continuar éste mismo comportamiento. Es seguir evadiendo cosas. Es buscar una solución temporal, un parche, una píldora que alivie los síntomas por un tiempo y me permita seguir con mi vida. Es ir directamente en contra de su función. La crisis es una invitación (poco placentera) a enfrentar algo. Es una alarma, un llamado de atención. Apretar el botón de snooze no va a solucionar nada. La manera de “colaborar” con la crisis, no es tratando de resolverla lo más rápido posible, sino adentrándome en ella. Enfrentándola, poniéndome frente a ella, para escuchar que es lo que tiene para decir. Es difícil, pero creo que uno tiene que aprender a confiar en el proceso.

Nada tiene sentido

Ésta crisis existencial arrasó con todas las creencias o proyectos a los que me aferraba. Mi búsqueda de sentido es lo que surge cómo una respuesta a eso, es un intento de buscar algo a lo que me pueda aferrar en éste océano de sinsentido. Detrás de mi búsqueda por una pareja, o un lugar ideal, lo que realmente hay es una búsqueda por algo que le de sentido a mi vida. Quiero encontrar una base sólida sobre la cual poder construir de nuevo, estoy activamente buscando eso. Sino encuentro esa estabilidad, no tiene mucho sentido hacer o tener cosas, porque eventualmente va a venir otro tsunami y se las va a llevar. Para qué tener un trabajo? Qué sentido tiene escribir? Qué sentido tiene comer de forma saludable? Necesito saber que lo que estoy haciendo en éste momento está de alguna manera “bien”. Quiero saber que todas las cosas encajan, que tienen sentido, qué ésta vida no es un completo caos, sino que hay ciertas cosas que tienen sentido y que yo estoy eligiendo esas cosas.

Si tuviese que describir lo que estoy buscando diría que es algo externo que oriente mi caos interior. Puede ser algo muy concreto cómo un trabajo, una persona, una actividad o un lugar; o puede ser algo intangible, cómo una nueva manera de pensar o un plan. Lo importante es que tenga la capacidad de darle sentido a mi vida. Algo que sea objetivo, real, algo que me cerciore que tengo razón, que estoy haciendo las cosas bien, que voy por buen camino, que lo que pienso es “cierto” y que existe una verdad. No es sólo algo externo en el sentido de ser diferente a mi, sino que también está fuera de éste momento. Actualmente, mi vida no tiene sentido, por lo tanto no lo busco en el presente sino en un lugar distinto: el futuro. Lo que espero lograr al encontrarle un sentido a mi vida es saber que estoy escuchando a los deseos más profundos de mi ser y que esas aspiraciones tienen sentido no sólo para mi sino también para el mundo. Quiero que ese sentido sea algo que surja espontáneamente, que exista de forma natural y no dependa de mi participación para sostenerse. Quiero que eso sea una base sólida sobre la cual fundamentar mis acciones o puntos de vistas. Algo que me de seguridad y que en lo posible dure para siempre.

Mientras escribía el párrafo anterior me sorprendió mucho notar que tengo una idea muy clara de lo que busco. A pesar de no saber cual es el sentido de mi vida, estoy buscando algo muy específico de una manera muy específica. No es extraño eso?

El hecho de que yo sea capaz de describir lo que busco me indica que estoy buscando algo que conozco. Es decir, estoy definiendo lo que busco a partir de una falta. Volviendo al ejemplo de la camioneta que se averió, estoy buscando un repuesto que pueda colocar en ese mismo lugar y con eso lograr que el vehículo vuelva a funcionar. Puedo ver el vacío que dejó lo que yo tenía y en base a eso estoy buscando algo que pueda colocar ahí para volver a sentirme bien. No busco el sentido cómo si fuese un científico realizando una investigación, completamente abierto a la posibilidad de que quizás la vida no tenga sentido. Estoy buscando reemplazar algo que perdí. No es una exploración desinteresada y sincera, sino que hay una necesidad psicológica detrás de mi búsqueda. Necesito encontrar un sentido para poder funcionar de nuevo y eso es más importante que el sentido de la vida en sí mismo.

Ya he pasado por otras crisis existenciales, aparentemente las he resuelto y sin embargo acá estoy de nuevo. Si lo que estoy buscando es algo que sea igual a lo que perdí para poder reemplazarlo, eso implica que esta cosa nueva, al ser igual a la anterior, también es propensa a derrumbarse. Es un repuesto que va a durar hasta la próxima crisis. Sin embargo, mi mente está completamente convencida de que ésta vez voy a encontrar algo igual a lo anterior, pero mejor. Voy a encontrar algo a lo cual me pueda aferrar en cualquier situación. Si tengo suerte, quizás hasta encuentre mi propósito o mi misión en la vida. Es ésta esperanza la que me lleva a leer libros o a ver decenas de charlas TED y vídeos en Youtube. Antes de verlos ya puedo sentir dentro de mi la expectativa, la ilusión de que en este vídeo finalmente alguien va a decir exactamente lo que necesito escuchar, y eso va a ser la llave para la felicidad. Quizás esa misma esperanza sea la que te ha llevado a leer éste post…

Más allá de la búsqueda

En un momento, se me ocurrió preguntar en el grupo de Facebook de seguidores de Adyashanti, que es lo que otras personas tenían para decir respecto a las crisis existenciales. Algo que me pareció muy interesante al leer los comentarios, fue ver que no todas las personas experimentan la falta de sentido cómo algo malo, o sufren por eso. Mientras que para mi ésta búsqueda de sentido se presenta cómo una necesidad obsesiva que consume todo, para otras personas, la falta de sentido es un alivio! Cómo puede ser?

Si la falta de sentido no produce malestar en todas las personas, tal vez sea mi interpretación acerca de lo que está pasando lo que genera angustia. Mi problema no es que la vida no tiene sentido, sino que yo necesito ese sentido para estar bien. Si es ésto lo que produce sufrimiento, en vez de enfocarme en encontrar un sentido, podría dirigir mi atención hacía esa necesidad psicológica para entender qué es lo que hay detrás.

Hoy por hoy, nada tiene sentido. En éste momento, esa es mi verdad. Buscarle un sentido es una forma de oponerme a esa verdad, es una forma de discutir con la realidad. No sólo es una actividad inútil qué no me ha llevado a encontrar un sentido, sino que además me hace sentir mal. Está alimentada por la idea de que YO tengo control sobre lo que está pasando, que YO puedo de alguna manera acelerar el proceso, que YO puedo encontrar ese significado. Si logro encontrar exactamente la llave que necesito, todo va a encajar y el mundo va a tener sentido. Es una idea prometedora y suena muy bien pero mirándola más detenidamente hay algo bastante contradictorio: Quiero que algo externo le de sentido a mi vida, pero al mismo tiempo depende de mi encontrarlo. Cómo es esa relación? Algo externo va a solucionar mi vida o yo voy a solucionarla? De quién depende? De mi o de algo externo?

Eso es algo bastante confuso. De acuerdo a mi paradigma, éste sentido que estoy buscando proviene de algo externo. Existe algo allá afuera que le va a DAR sentido a mi vida. El sentido es algo que me va a ser dado por algo o alguien. Si realmente creo en ésto, tengo que aceptar que no tengo el control sobre eso. Depende de ese otro darle o no darle sentido a mi vida. Al ser algo externo, no lo puedo controlar, forzar o acelerar. O bien el sentido de mi vida se encuentra en algo externo sobre lo que no tengo control; o bien yo tengo el poder de darle sentido a mi vida, en cuyo caso no tiene sentido buscar algo externo, puedo elegir cualquier cosa y decidir que eso le va a dar sentido de mi vida. Si realmente yo tuviese el poder de darle sentido a mi vida, por qué estoy buscando algo externo? Por qué no puedo ser yo quién arbitrariamente le de un sentido a mi vida?

Ésta es una solución que aparentemente funciona para muchas personas: El sentido de sus vidas es el sentido que ellas mismas le dan. Sin embargo, por alguna razón, éste enfoque parece no funcionar conmigo. No puedo simplemente decidir que el sentido de mi vida es, por ejemplo, dibujar retratos e inmediatamente auto-convencerme de que eso es verdad. No funciona. Mi mente sabe que ese sentido ha sido creado por mi de la nada y no tiene ningún fundamento. A pesar de tener la capacidad de crearlo por mi cuenta, sigo preguntándome si estará bien o mal, si realmente es ese el sentido o no. Continuo creyendo en la existencia de un ente externo que va a juzgar el sentido que yo he creado y va a determinar si la solución que yo di está bien o mal. Esa figura de algo externo parece ser una constante de la que no me puedo librar. Puedo deshacerme de ella a la hora de definir cual es el sentido de mi vida, pero aún así siento que va a seguir ahí, juzgando lo que yo creé y a mi aún me sigue importando lo que esa otra figura externa piense. No logro que me deje de importar.

Lo externo

Cómo si se tratase de una tesis que estoy escribiendo que necesita fuentes externas para darle validez científica, de la misma manera yo busco algo externo sobre lo cual basarme. Necesito que algo de afuera me de esa seguridad. Por qué?

En mi opinión, lo que me lleva a buscar algo exterior que le de sentido a mi vida es el miedo a hacerme cargo por completo de mi vida. La creencia de que no soy del todo capaz de darle sentido a mi vida por mi mismo me lleva a crear y a creer que realmente existe algo externo que le va a dar sentido a mi vida. Si yo no creyese qué existe algo ahí fuera que tiene el poder de darle sentido a mi vida, no estaría buscándolo, eliminaría esa opción. Pero no es así, yo creo que algún día, en algún lugar voy a encontrar eso que estoy buscando y en ese momento, si elijo la opción correcta, voy a recibir una recompensa y todos mis problemas se van a resolver.

Algo que no había pensado, hasta leer los comentarios de otras personas es que quizás lo que estoy esperando recibir de ésta entidad externa no sea el sentido de mi vida, sino ser amado o aceptado. En el día a día ésta relación no es tan clara. Por ejemplo, no voy por la vida pensando de forma consciente que estoy buscando hacer cosas para ganar la aprobación de mis padres, simplemente siento que mi vida no tiene sentido. De la misma manera en la que no siempre puedo identificar exactamente que fue lo que causó la crisis, tampoco puedo identificar a una persona en particular que me juzga o de la que estoy esperando algo. Es sólo un impulso que me lleva a buscar algo externo que le de sentido a mi vida. No se que es lo que perdí, no se qué es lo que estoy buscando, no se por qué lo estoy buscando sólo se que estoy buscando algo. Son emociones muy difusas.

Mi relación con lo externo

Algo que me suele molestar mucho cuando me encuentro en éstas situaciones, es ver que el resto de los mortales aparentemente no tienen crisis existenciales. Me cuesta mucho entender cómo puede ser que la mayoría de las personas no se hagan éstas preguntas profundas. Cómo hacen para vivir tan tranquilos!? Van a trabajar, compran cosas, tienen hobbies ridículos y jamás se preguntan si lo que están haciendo tiene sentido alguno. No les importa si está bien o mal, sólo viven. Yo no puedo hacer eso. Siento envidia de ellos porque yo tengo la sensación de que a mi se me está exigiendo algo y a ellos no. Desde luego que ésto es una fantasía más de mi mente, yo no se qué es lo que están sintiendo los demás. Pero aún así, siento que es injusto que ellos puedan hacer lo que quieran y sentir que sus vidas tienen sentido, mientras que yo tengo que encontrar ésta cosa específica y maravillosa que finalmente le va a dar sentido a mi vida.

No es sólo una búsqueda, sino una exigencia que yo estoy cargando sobre mis hombros. Creo que el sentido de la vida no es algo que me va a ser dado libremente, sino que tengo que ganarlo, es una suerte de recompensa, un premio a mis méritos y a menos que YO haga algo, la vida no va a tener sentido. El problema es que no se que es lo que se supone que tengo que hacer. Ese ente exterior no me quiere decir qué es lo que tengo que hacer para obtener su aprobación. Y eso es sumamente frustrante! Si no tengo la certeza de que lo que estoy haciendo me va a ganar su aprobación, ¿qué sentido tiene hacerlo? ¿Qué sentido tiene hacer cualquier cosa?

Éste razonamiento genera una de 2 cosas: o bien me lleva a estar completamente paralizado, sin saber que hacer. O me lleva a estar frenéticamente buscando algo, haciendo lo que sea con la esperanza de adivinar la respuesta correcta. En cualquiera de los casos, hay un malestar o una inseguridad de trasfondo que proviene de no saber si es eso lo que se supone que debería estar haciendo. Lo único que tengo en claro es que tengo que hacer algo, qué la única manera de obtener aprobación es mediante el hacer.

La idea de que mi valor se deriva de lo que hago quizás sea algo que aprendí en la escuela, dónde nada tiene sentido pero uno igual debe esforzarse por aprobar. Quizás es una dinámica que heredé de mis padres. O quizás tiene que ver con el hecho de ser diferente a los demás y sentir, muy a menudo, que necesito hacer un esfuerzo para encajar. Tal vez todas esas cosas han contribuido a crear la idea de que necesito hacer algo para ser aceptado. Que ser cómo soy no es suficiente para ser aceptado, sino que tengo que esforzarme, tengo que hacer algo.

La verdad es que no se de dónde proviene ésta manera de pensar, y tampoco creo que sea demasiado importante saber su origen. No puedo volver el tiempo atrás. Lo que importa es lo que está pasando ahora. Actualmente, ¿a quién le importa éste sentido? ¿Quién está exigiendo que mi vida tenga sentido? Si miro hacia afuera lo que veo es que la vida se desarrolla de lo más bien sin tener un sentido. A la vida no le importa. El mundo no explota porque mi vida no tenga sentido. Es MI vida la que necesita un sentido, no LA vida real. Si bien siento que estoy buscando algo real a lo cual me pueda aferrar, la verdad es que no estoy buscando eso. La vida a la cual busco darle sentido no es real, es sólo un concepto. Estoy buscando un hilo invisible que atraviese todas las experiencias y las ordene en una historia coherente pero ni el hilo, ni las experiencias, ni la historia existen fuera de mi mente. A la vida real, la que está sucediendo en éste mismo instante, no le importa si yo le encuentro o no sentido. No es un requisito real. Si lo fuese, al no cumplirlo yo ya hubiese explotado en pedazos por los aires, y sin embargo soy bienvenido y aceptado en ésta existencia. No necesito hacer nada específico para existir. De hecho, es dentro de ésta vida real en la que se me está permitiendo tener la experiencia de que nada tiene sentido.

En la medida en la que crea que exista algo afuera que le puede dar sentido a mi vida y que yo dependo de eso, voy a estar en un constante conflicto intentando controlar algo que no puedo controlar o lidiando con cosas que no existen. Por ejemplo, me gustaría encontrar un plan que me asegure que en el futuro voy a estar bien. En éste caso, ese ente externo es el futuro. Estoy esperando que el futuro me diga que es lo él necesita que yo haga para aceptarme. Estudio una carrera? Me mudo a otro lugar? Qué hago?. Yo quiero que mi plan funcione, quiero saber que voy a sobrevivir, que voy a ser aceptado en el futuro. Pero para que ese plan realmente funcione, para que tenga sentido, yo debería ser capaz de saber qué es lo que va a pasar en el futuro. Debería ser capaz de preguntarle al señor futuro qué es lo que espera de mi. Pero no hay nadie a quién preguntarle. Me estoy exigiendo a mi mismo algo que no puedo darme.

Cuando veo ésto escrito, veo lo ridículo que es, sin embargo es lo que he estado intentando hacer durante años: Tener la absoluta seguridad de que lo que estoy haciendo está bien. No tiene nada de malo planear mi futuro, pero si soy sincero conmigo mismo voy a ver que cualquier idea que tenga acerca del futuro, por muy detallada que sea, va a ser siempre una idea. Tratar de ser aceptado por éste futuro, es algo ridículo. Es tratar de satisfacer una idea que yo mismo he creado. Tanto la entidad que está exigiendo un sentido cómo la entidad que está siendo presionada para encontrar un sentido no existen, es una telenovela que están transmitiendo en mi mente. Es un juego mental. No hay nadie externo a quién yo pueda preguntarle cuál es el sentido de mi vida y obtener una respuesta real. Y eso es un gran alivio, porque si realmente existiese alguien externo capaz de darle sentido a mi vida, esa entidad tendría muchísimo poder sobre mi. Incluso antes de darle sentido a mi vida, ya estaría ejerciendo poder sobre mi porque yo sabría que esa es la única manera de sentirme bien. Pero no hay alguien externo, REAL, que anda por ahí otorgándole el secreto de la vida a los valientes que se atrevan a cumplir con sus demandas.

Creo que, a veces, las crisis son el resultado de empezar a ser más sincero. En la medida en la que soy más consciente o más honesto, pierdo la capacidad de creer que ciertas ideas son reales y todo lo que había construido sobre esas ideas empieza a colapsar. Ya no puedo seguir basándome en esas mismas ideas y pretender que son reales, ya están fisuradas. En el caso anterior, tengo que aceptar que ésta seguridad en el futuro es algo que no puedo proveerme a mi mismo de una forma real. Sólo voy a estar realmente seguro de que mi futuro resultó bien cuando realmente suceda. No puedo esperar a basar mis planes en algo que no tengo forma real de conseguir. Intentar darle sentido a lo que hago es buscar crear algo en mi mente que sea lo suficientemente eficaz para engañarme a mi mismo. Es mentirme. Quizás ésta manera de moverme por la vida fue la única opción que tenía en mi infancia cuando dependía de alguien externo para recibir lo que yo necesitaba y lo único que yo podía hacer era esperar o portarme bien. Pero de ser así, es una creencia infantil que en algún momento tengo que soltar.

En la realidad, existen sólo 2 posibilidades: O bien la vida tiene sentido, o no lo tiene. En el caso de que lo tenga, puedo quedarme tranquilo sabiendo que existe algún sentido y simplemente yo no soy capaz de percibirlo. Y en el caso de que la realidad no tenga sentido, puedo comprobar que aún existe, por lo tanto no es necesario que las cosas tengan sentido para ser. Soy Yo quién quiere encontrar un sentido y vivir de acuerdo eso. No se trata de la vida, se trata de mi. El mundo no me está pidiendo que encuentre el sentido de mi vida para existir. No es un requisito externo sino un requisito auto impuesto. Y en caso de que lo encuentre, a nadie más que a mi le va a importar. La única recompensa que voy a obtener va a provenir de mi. Cuando encuentre el sentido de mi vida no voy a ser amado o aceptado por la vida, voy a ser amado y aceptado por mi mismo.

¿Qué sentido tiene buscar un sentido?

Lo que me he dado cuenta en éstos días, es que la búsqueda de sentido en sí misma no tiene sentido. No sólo por todas las cosas que he escrito anteriormente, sino también porque se contradice con mi hipótesis: Si absolutamente NADA tiene sentido, entonces la búsqueda de sentido, por definición, tampoco lo tiene. Buscarle sentido a mi vida es una actividad, es algo que estoy haciendo. Ya sea que lo haga a través de leer libros o lo haga a través de pensar todo el día en ésto, es algo que estoy haciendo. Y de la misma manera en que buscar un trabajo, o mirar televisión todo el día son actividades que no tienen sentido, lo mismo se aplica a pasar horas y horas intentando encontrar un sentido.

Desde ese mismo punto de vista, quizás algo que tenga sentido sea justamente “nada”. La misma frase lo dice: NADA tiene sentido. Qué pasaría si lo que le va a dar sentido a mi vida es la nada?

Estoy constantemente planeando, pensando, haciendo cosas… y en el único lugar en el que no estoy “buscando” es en lo opuesto a todo eso. Hacer nada es algo que, de una manera u otra, estoy constantemente evitando. Es lo que queda cuando no encuentro algo que hacer. Es una ausencia, un vacío, la falta de algo. Nunca se me había ocurrido que también es algo que puedo elegir voluntariamente.

Uno piensa que el sentido o el propósito de la vida es algo concreto, preferentemente noble y artístico, pero eso es sólo una idea. Quizás no sea necesario hacer todo eso, quizás hacer nada tenga el mismo sentido que cualquier otra cosa. Incluso tal vez sea algo que disfrute! La única razón por la que estoy constantemente haciendo algo es la creencia de que mi valor deriva de lo que hago. Poder elegir no hacer nada es el resultado de empezar a entender que esa creencia es falsa. Simplemente ser, es suficiente. Lo cual no significa, necesariamente, que me voy a pasar toda mi vida mirando el techo de mi habitación, sólo significa que dejo de exigirme estar constantemente haciendo algo. Como dice Eva en su vídeo, lo que uno pueda hacer o su personalidad, es sólo una ventana a través de la cual miramos. Lo que soy, lo que hay a ambos lados de la ventana, no dependen de la forma de la misma.

No aferrarse

Tras haber pasado por varias crisis, creo que llega un momento en el que uno empieza a entender que quizás no haya nada eterno a lo que aferrarse. Puedo aferrarme a ciertas cosas y ellas le van a dar sentido a mi vida por un tiempo, pero eventualmente se van a derrumbar. Me puedo aferrar a una ideología, a una cuenta bancaria, a un plan, a una persona, a un trabajo, a una religión, a una rutina, a una carrera, a un lugar, pero todo eventualmente va a pasar. Seguir buscando algo a lo que aferrarse o tratar de encontrar un sentido es intentar responder una pregunta que nadie está preguntando.

El sufrimiento que siento no viene de la búsqueda, sino de intentar mantener en pie cosas que ya no pueden sostenerse por si mismas. La crisis es una invitación a soltar. Soltar la necesidad psicológica de encontrar algo que tenga sentido. Soltar la ilusión de que voy a encontrar algo que me va a salvar y le va a dar sentido a mi vida. Soltar la búsqueda, las demandas, la necesidad de estar constantemente haciendo algo. Soltar mis intentos por controlar lo que va a pasar. Permitir que el tsunami se lleve absolutamente todo.

Si la camioneta se rompió y me dejó varado, quizás sea un buen momento para dejarla ahí y empezar a caminar sobre mis propios pies.