Tengo razón

Tiempo de Lectura: 10 minutos

Quiero hablar de algo que, una vez escrito suena muy obvio, pero en el día a día pasa inadvertido. Cada vez que pienso algo, lo que sea, estoy dando por sentado 2 hechos: que el pensamiento es mio y que lo que dice de la realidad es cierto. Por ejemplo: “Éste gobierno es malo, no saben lo que están haciendo”, “Fulano es una persona egocéntrica y materialista”, “La mejor manera de tener dinero es consiguiendo un trabajo estable”, etc. Esas ideas, cuando aparecen en mi mente no las veo de forma pasiva y distante, ni siquiera las “veo”, sino que automáticamente las asumo como propias y como reales. Soy YO quien piensa eso, mi pensamiento es una interpretación correcta y SE que tengo razón. Son muy pocas las veces donde me detengo a cuestionar realmente algún pensamiento.

Examinemos más detalladamente ésto: Yo, en este momento del tiempo, de entre toda la humanidad, tengo razón y las demás personas no. ¿No suena un poquito engreído?. Quizás me perdí el momento en el que todos los dioses bajaron del Olimpo y me otorgaron la verdad única. Debería haberme sacado una foto con algún Dios, para recordar que tengo la responsabilidad de cargar con la verdad única.

Aprendí a jugar al Ajedrez cuando era chico, y es algo que he seguido practicando y disfrutando mucho de grande. He participado de torneos y he tenido el placer de perder frente a personas que realmente saben jugar al ajedrez. En mi opinión, un jugador experimentado es capaz de evaluar muchas más variables que el resto de los mortales. De esta manera puede anticipar un mayor número de jugadas y sabe que si mueve el alfil (por ejemplo), es muy probable que en la próxima jugada yo mueva la torre, lo que le va a permitir dentro de 5 jugadas, ganar el partido (o algo así). Incluso en una partida de ajedrez, mi capacidad de saber que va a pasar, palidece frente a la de un jugador experimentado. Y en una partida de ajedrez sólo estoy considerando un número finito de piezas, que se mueven en 64 casilleros. Si ni siquiera soy relativamente bueno en ese pequeño mundo en blanco y negro, ¿qué me hace pensar que realmente puedo evaluar con precisión algo que sucede en LA VIDA?. El mundo real tiene tantas variables y eventos inesperados que es increíblemente pretencioso creer que se a ciencia cierta que va a pasar. Sin embargo es algo que hago todo el tiempo. Es una actitud TAN poco humilde que me sorprende. Creer que realmente soy capaz de evaluar todas las infinitas alternativas que pueden suceder y con mi pequeño cerebrito ver el mejor camino… es ridículo!.

No sólo los pensamientos acerca de las cosas que van a pasar, sino que la información que tengo acerca de las cosas que me rodean es sumamente limitada. Sin importar cuanto haya estudiado acerca de algo, esa información está basada en experiencias de humanos que tienen los mismo límites que tengo yo. Entonces en el mejor de los casos, se lo que otras personas creen saber acerca de determinados eventos que quizás han presenciado. Eso sin tomar en cuenta todos los sesgos cognitivos que existen, y vaya a saber cuanta otra cosa.

(No estoy diciendo que haya que incendiar todas las bibliotecas del mundo porque son inútiles. Sólo estoy indagando en mi forma de pensar, y relativizando la verdad.)

No quiero irme demasiado por las ramas, el punto es que la sensación de que lo que pienso es cierto no surge necesariamente de la veracidad de ese pensamiento. El pensamiento, como pensamiento en si, es real, existe en mi cabeza. Pero lo que dice de la realidad no necesariamente sea cierto.

Yo no soy alguien que se ilusione con el futuro (al menos hoy por hoy). Mi mente no es un prado perfumado lleno de pensamientos optimistas. Mi cerebro simplemente no genera ese tipo de pensamientos. No se si he aprendido a no ilusionarme, si es algo característico de mi signo del zodiaco, de mi dieta, o de lo que fuere, pero no me ilusiono. Quizás sería lindo ser optimista, no lo se. Por lo general veo pensamientos acerca de un futuro, no se si terrible, pero bastante malo. Pero más allá de eso, lo que me intriga saber es ¿por qué creo en mis pensamientos fatalistas?. Si mi cerebro no es una buena herramienta para predecir el futuro, ¿por qué creo en lo que me dice?. Y cuando hablo de “creer” no me refiero a creer algo de forma superficial, sino a que realmente siento que lo que pienso es una verdad absoluta e incuestionable. Ni siquiera es una creencia, es una verdad. Si voy a creer algo por el mero placer de creer en algo, podría creer pensamientos alegres, de todas maneras no se que va a pasar. ¿Por qué opto por creer pensamientos pesimista entonces?.

Estaba releyendo lo que había escrito hasta acá y acabo de notar algo muy interesante: Cuando hablo de pensamientos optimistas uso el término “ilusionarme” para referirme al acto de creerlos, como si creer otro tipo de pensamientos no fuera creer en una ilusión. Como si creer un pensamiento pesimista fuese de alguna manera mejor o más real…

Necesito creer que lo que mi mente dice es cierto porque tengo miedo a “equivocarme”. Miedo a que lo que pensé no resulte ser como lo pensé. Esto es muy interesante porque deja entrever 2 cosas:

  • Por un lado, a pesar de saber que tanto la creencia pesimista como la optimista son falsas, y que no tengo forma de saber que va a pasar, siento cierta tranquilidad al optar por la creencia más fatalista. Corro el riesgo de equivocarme con cualquier pensamiento, pero por si las dudas, prefiero “no ilusionarme”. No sólo con pensamientos acerca del futuro, sino también con respecto a pensamientos acerca de como es el mundo, me siento inclinado a creer que el mundo es un lugar malo, a creer que la gente es mala, que la humanidad no es más que un cáncer de éste pobre planeta.
  • . No es que tengo miedo a que me muerda una araña, a vivir en la calle o algo en puntual, sino simplemente a estar errado. Conscientemente quizás los miedos adquieran formas particulares, pero desde un punto de vista más abstracto y general, estoy aterrado de que mi predicción sea incorrecta. Nada más.

Para mi la respuesta a porque tengo miedo a equivocarme la encuentro en la manera en la que me trato cuando me equivoco. No me permito equivocarme. Me trato mal a mi mismo si me equivoco. Por ejemplo: Pensé que contratar a alguien para que arreglara las cañerías de mi casa iba a salir determinada cantidad de dinero. A medida que fue realizando el trabajo empezaron a surgir gastos inesperados y terminó saliendo mucho más caro de lo que pensaba. Me enojé mucho con esa situación. Me frustré. Pero la situación es como es y el enojo no la hace más simple. La única función del enojo (al menos en este caso) es hacerme sentir mal. Por muy disfrazado que esté, el enojo es un castigo. Porque soy yo quien lo siente, quien lo padece. Las cañerías y el plomero me miran desconcertados.

Si me trato mal después de cada error, es probable que mi mente genere como reacción la necesidad de siempre tener razón. Es la única manera que encuentro de llevar un pensamiento a la realidad. En mi mente hay un matón que permite o no que entren a mi mente los pensamientos que luego van a ser llevados a la acción. Con su seño fruncido me mira y me dice: “Más vale que estés seguro que ésto que pensas es cierto porque sino te voy a castigar.” Entonces la necesidad de seguridad surge como una manera de protegerme.

Es la misma razón por al cual prefiero recurrir a pensamientos pesimistas que conozco, es la forma que encuentro de no jugármela tanto, de no involucrarme demasiado en mi vida. Si me equivoco al menos no fui yo el que eligió, los pensamientos fueron elegidos de forma inconscientes, estoy recurriendo a pensamientos que ya tenía en mi mente, por lo tanto es culpa de otro (familia, educación, cultura, hábitos, etc). Excusas = Ex (externo) cusa (causa)

Mis ideas pueden o no ser ciertas, eso no importa. Lo que estoy tratando de sacar a la luz es la necesidad interna que tengo de tener razón constantemente. Satisfacer esa necesidad, no sólo es algo sumamente difícil de lograr, sino que también es bastante inútil. La única razón por la cual tiendo a elegir pensamientos que se sienten “ciertos” es porque se que si resultan ser inciertos me voy a maltratar. ¿Que pasa si creo algo y después no sucede?. ¿Qué pasa si “me ilusiono” y después me equivoco?. No va a pasar nada malo en el mundo físico y real, no es eso de lo que me estoy protegiendo. Me estoy protegiendo de mi mismo. Me estoy negando a mi mismo la posibilidad de experimentar que se siente tener esperanza. Es la misma razón por la cual tengo que defender pasionalmente mi punto de vista en una discusión. Si no existiera en mi la parte que me castiga luego de haber demostrado que algo que pensaba estaba errado, una discusión simplemente sería una oportunidad para escuchar otras opciones. No hay nada que defender, simplemente somos 2 personas compartiendo lo que cada una piensa.

Hagamos un pequeño resumen: Mi mente tiende a generar pensamientos negativos y los creo automáticamente. Ambos procesos responden al miedo que tengo de como me voy a tratar a mi mismo si me equivoco. Es un mecanismo de autodefensa mediante el cual no me involucro para no exponerme. Sin embargo, tanto pensamientos optimista como pesimistas, son sólo interpretaciones generadas por mi cerebro limitado incapaz de predecir a ciencia cierta el futuro, ni saber con total certeza cualquier evento de la realidad.

Para cambiar esta situación creo que hay que hackear las diferentes partes de este proceso:

  1. Creo cada uno de mis pensamientos porque pienso que son reales. Si puedo entender que no se nada, puedo cambiar eso.
  2. Si puedo intervenir conscientemente en ese paso, todo lo demás dejaría de pasar.
  3. La base de todo esto es que me trato demasiado mal cuando me equivoco. Puedo revertir eso siendo más gentil conmigo mismo cuando cometo un error. (también sería lindo ser amable con otras personas cuando se equivocan)
  4. Podría tratar de generar pensamientos felices.

Puedo tomar esas medidas e intentar cambiar, pero por un segundo asumamos que mi mente funciona así y es algo que no puedo modificar. ¿Qué importa si creo en pensamientos alegres o fatales? ¿Cuál es el problema?

(no estoy muy seguro de esto pero…) Para mi el problema es que mis creencias condicionan mi forma de actuar. No se trata sólo de algo mental, sino que mi vida real se ve afectada por eso.

Al igual que la mayoría de las personas, en algún momento posiblemente has escuchado acerca de “el secreto” (lo cual hace que su nombre se haya vuelto un poco irónico). En ese libro/película presentan “La ley de la atracción” que dice que si pensas cosas malas te pasan cosas malas y si pensas cosas buenas te pasan cosas buenas. Personalmente, creí en eso durante un buen tiempo y luego me volví un poco escéptico.

No estoy enteramente convencido de que haya una fuerza invisible que me da cosas de arriba simplemente por pensar así (aunque quizás exista…), pero si puedo ver como mis creencias condicionan mis acciones en formas concretas. Por ejemplo todos los días creo que voy a vivir hasta los 70 años o más. Eso es sólo una creencia, no tengo ninguna prueba de eso, ni ninguna garantía de que hoy no me va a pisar un camión. Sin embargo todas mis acciones que realizo día a día están condicionadas por esa creencia. Me siento sumamente tranquilo postergando cosas, hago planes, ahorro, etc. De hecho es un tema sobre el que podría hacer todo un post. Otro ejemplo: creo que no voy a tener suficiente dinero en el futuro, lo cual me lleva a estar constantemente pendiente de eso, a buscar diferentes trabajos, a estudiar mucho, etc. Si yo cambiara alguna de esas 2 creencias, o bien si dejara de creerlas como ciertas, me comportaría de una forma totalmente diferente en mi vida cotidiana. No se bien que haría, pero si dejara de creer que voy a vivir muchos años seguramente haría cosas de otra manera.

¿Estoy proponiendo que debería ignorar completamente a mi cerebro y vivir de una forma totalmente irracional?. No… Aunque hay gente que vive de forma mucho más espontanea y sus vidas no están nada mal. Lo que estoy proponiendo es ELEGIR como quiero vivir mi vida. Es notar como mis creencias modifican mis acciones e intervenir conscientemente en ese proceso. Algunas de las cosas que mi cerebro piensa pueden resultar sumamente útiles, y puedo ELEGIR creer en determinados pensamientos, pero no estoy obligado a creer todo lo que pienso.

Sin embargo lo que me preocupa más no es el hecho de que mis creencias limiten mis acciones, sino la posibilidad de que inconscientemente mis acciones busquen que esa creencia se vuelva realidad. Que sea una profecía auto-realizada (Self-fulfilling prophecy). No se si me explico. Si mi deseo de tener razón es los suficientemente potente, quizás eso me lleve a realizar acciones justamente para que esa creencia se vuelva realidad y poder sentir que tenía razón. Incluso cuando esa creencia sea opuesta a lo que quiero. Si creo que en el futuro no voy a tener dinero (por seguir con ese ejemplo), una parte de mi va a hacer cosas para evitar que eso suceda y otra parte de mi, al mismo tiempo, va a realizar acciones para demostrar que esa creencia era cierta, que tenía razón.

Si no quiero cuestionar lo que creo, y si quiero tener razón todo el tiempo, Quizás eso me lleve a buscar situaciones que corroboren lo que creo. O al menos a evitar situaciones donde lo que creo se vea amenazado. Por ejemplo, hagamos una predicción: Yo creo que dentro de una semana me voy a seguir sintiendo como ahora. Yo tomo esa predicción y como quiero evitar cuestionar lo que creo, de alguna manera voy a lograr que eso pase. Tengamos en cuenta que lo que creo, LO CREO. O sea, para mi es real, no es sólo una creencia, ES REAL. Realmente va a pasar eso en una semana. Quiero tener razón. No me voy a permitir sorprenderme.

Si en cambio, trato de ser “positivo” e imaginar que dentro de una semana voy a estar en Hawai, me parece que ese pensamiento es ridículo, me es difícil creerlo y entonces lo descarto. Quizás sea algo alocado pensar eso, pero ¿por qué no permitirme creerlo? No estoy hablando de si va a pasar o no, simplemente de creerlo, de permitirle entrar en mi cabeza. Esto me lleva a otro razonamiento:Mis creencias no sólo condicionan mis acciones sino también los pensamientos que me permito pensar. Al creer algo estoy limitándome. No me estoy permitiendo creer en cosas que desafían las creencias previas. Los únicos pensamientos que me atrevo a creer son los que creo que van a suceder. No permito que entren en mi pensamientos que pueden no ser ciertos. No me permito experimentar. Y en ese acto hay mucho pasado. Mi futuro está siendo moldeado por mi pasado, por lo que conozco. Lo pensamientos en los que ya creo funcionan como un filtro. No es que veo todo un abanico de pensamientos, desde pesimistas a optimistas, de obsesivos a despreocupados y de entre esos elijo algunos; sino que, de forma casi inadvertida, sólo me permito pensar cosas que no atenten contra los pensamientos que ya tengo.

A lo que intento llegar con éste post, es a que una necesidad exagerada de tener siempre razón creo que me impide crecer, cambiar, crear. Permitirme desarmar mis ideas y cuestionarlas puede sentirse raro al principio, debido al miedo que yo mismo he generado a equivocarme, pero justamente ese es un buen indicador de que estoy saliendome de la tan conocida zona de confort. Y aunque se sienta raro tener la posibilidad de soltar todo lo que he venido creyendo hasta ahora es una linda posibilidad.