Vivir en la incertidumbre

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Todo el paradigma de Hollywood (estoy odiando ese nombre) se sostiene en un frágil pilar: “Se que conseguir mi objetivo me va a hacer feliz y se que ese pensamiento es cierto”. Me levanto por las mañanas, trabajo, compro cosas, vivo, pero no cuestiono las creencias que tengo acerca de mis metas. Tarde o temprano voy a conseguir eso que quiero, por lo tanto me comporto como un feliz robot que sabe que las ordenes que tiene en su cabeza son correctas.

¿Cómo hace el robot para SABER que eso es correcto? ¿De dónde viene esa certeza? ¿Cómo se que eso que quiero conseguir, realmente me va a hacer sentir feliz o realizado? ¿Cómo se cual es el mejor camino para conseguir lo que deseo? ¿Por qué quiero eso y no otra cosa? ¿Es ese el propósito de mi vida? ¿Por qué estoy vivo?

(Wow!! esas son preguntas muy profundas, con razón el robot se niega a indagar en su cabeza)

Puedo generar varias respuestas para esas preguntas profundas, pero todas tienen algo en común: son creencias, y sólo tienen poder mientras YO las crea. Puedo creer que tener dinero me va a hacer sentir feliz, puedo creer que ese es mi propósito en la vida. Puedo pensar que una vez que llegue a la iluminación voy a sentirme realizado, o que la iluminación es algo a lo que no se puede llegar. Puedo pensar que soy la creación de un Dios o que vivo en la matrix. No importa si son respuestas que yo he inventado o si he recurrido a la ciencia, a la religión o a la filosofía para responder esas preguntas. La única manera de que esas respuestas se vuelvan reales es si las creo.

Yo asumo que otras personas son mucho más hábiles para hacer esto. De alguna manera toman un sistema de creencias que les permita responder a esas preguntas y lo creen a tal punto de convertirlo en una realidad. Sin embargo es algo que yo personalmente encuentro difícil de hacer. Cuando veo la cantidad de creencias que existen, no se como hacer para olvidar que son sólo ficciones que otras personas han creado y elegir sólo una. O en el caso de que algún sistema de creencia sea total y objetivamente cierto, no se como hacer para encontrarlo entre millones y millones de ideas. Simplemente no se como hacer….

Simplemente no se…

Por muy extraño que resulte, “No se” es la única respuesta que puedo dar a esas preguntas que no es una creencia. Bah, quizás también lo sea, pero es lo que naturalmente respondo frente a estos interrogantes. Al menos para mi esa respuesta se siente real, no necesito creerla ni forzarla. No es un respuesta linda, pero es un reflejo transparente de lo que siento. Todas las demás respuestas son cosas que invento en un intento fallido de negar o de esconder que en el fondo “no se”.

Cualquier meta que me proponga es algo que está en el futuro y por lo tanto es algo que no he experimentado. Es algo que sin lugar a dudas desconozco. No se si voy a ser feliz cuando consiga dinero. Puedo creer que si voy a ser feliz, pero en el fondo sigo sin realmente saberlo. Cualquier solución, cualquier que meta u objetivo es sólo una idea que he elegido creer.

Tampoco conozco el camino para llegar a conseguir eso que quiero. Si realmente supiera como conseguir lo que quiero, y es algo que he sabido desde siempre, ¿por qué no lo he logrado?. Puedo pensar en un montón de excusas, pero tengo que reconocer que evidentemente algo me ha estado faltando para conseguir mi objetivo. Hay algo que desconozco, algo que no se.

Por lo tanto “NO SE” es el lugar en el que estoy ahora. ¿Qué sentido tiene negarlo?

Quizás algunas personas nacen con certezas y otros nacemos con incógnitas. No se.

¿Que pasa si en vez de escaparme de la incertidumbre, la acepto?

Me quito todas las creencias que llevo y me siento en este desolado paisaje. Lo primero que siento es miedo. No hay un punto de referencia, todo es desconocido, y los millones de años de evolución humana que llevo acumulados en mi ADN me indican que lo desconocido es malo. Eso genera stress que podría remediar fácilmente creyendo en algo, aferrándome a una creencia, la que sea. Sólo necesito una idea, no importa si es real. Necesito algo que me saque de éste vacío existencial!.

En este punto es fácil pensar que el problema que tenía era que mis creencias eran simplemente falsas. Por lo tanto si mi creencia era que conseguir dinero me iba a hacer feliz, puedo revertir esa creencia y con eso solucionar el problema. “Tener dinero NO me hará feliz”. Listo!. Eso me da algo de lo que aferrarme y puedo crear una vida alrededor de eso.

El problema es que no he resuelto nada, lo único que he hecho a sido reemplazar una creencia por otra. Todavía estoy atrapado en el mismo ciclo anterior de defender mi creencia, limitar mi camino, etc. Me sigo relacionando de la misma manera con mis creencias y ya se como se siente eso.

Lo que estoy tratando de hacer es algo distinto, es volver a la incertidumbre. Al punto donde cuestiono la creencia, pero no escucho una respuesta. Estoy tratando de permanecer en la duda: “Tener dinero QUIZÁS me haga feliz, QUIZÁS no.” (Suena un poco como el gato de Schrödinger, no?)

Si permanezco suficiente tiempo en este lugar, tolerando el miedo y la incertidumbre, puedo ver que hay cierta belleza acá. Sí, se siente incómodo, pero en este lugar no hay ideas que defender, no hay una personalidad a la que aferrarse, no hay creencias. No necesito discutir con otras personas para reforzar mis creencias, no tengo que pasar horas planeando cómo voy a hacer para conseguir algo. Toda la energía que antes destinaba a mantener vivas mi creencias, o a tratar de adivinar el futuro se libera y la puedo usar para otras cosas.

“No se que es lo que quiero, no se como llevar a cabo lo que supuestamente quería, y está bien no saber.”

Esa forma de pensar a mi me hace sentir tranquilo. Me quita el peso de tener que hacer las cosas de una forma correcta. Ya no estoy constantemente tratando de rendir un examen del cual no se nada. Cada vez que decido algo, en vez de pasar por todo el ciclo de preguntarme una y otra vez si realmente habré decidido bien, si era lo mejor que podría haber hecho, que habría pasado si elegía otra cosa, etc; simplemente acepto que no tengo la más puta idea!. No se si lo que elegí está bien, y no tengo porque saberlo. No necesito tener razón. Acepto la incertidumbre, me permito no saber. Y junto con eso, en cierto sentido, me permito ser yo, porque eso es lo que estoy experimentando en este momento.

Otra cosa importante de todo esto es no convertir ésta idea de que “no se” en una creencia, o en algo estático. Es más bien una actitud que puedo tomar o no frente a determinadas creencias.

Ayer escuchaba hablar a unas personas acerca de geometría sagrada y otros temas místicos. Y en determinado momento empecé a sentir mucho rechazo a lo que decían. Me empezó a molestar la seguridad con la cual hablaban de temas en los cuales yo no creo para nada. Me molestaba que ellos no cuestionaran sus creencias, que no reconocieran que no saben si eso es cierto o no. Justamente ahí es donde he vuelto al viejo patrón: He convertido toda esta idea de no saber en una creencia, que encima espero que otros también sigan. He empezado a “saber” que no se nada (si, como mi amigo Sócrates). Eso es muy diferente a tener una actitud de ignorancia y reconocer que sinceramente NO SE si lo que ellos dicen es cierto o no. Quizás lo sea!. Quizás la geometría sagrada encierra la explicación acerca de todo nuestro universo. No quiero perderme de eso por estar defendiendo mis propias ideas o por estar imponiendole a otros mi manera de pensar.

Eso es lo lindo de ésta actitud: que me abre a la posibilidad de realmente escuchar al otro. Me permite recibir consejos, aprender, incorporar cosas verdaderamente nuevas a mi ser. Incluso cosas que contradigan mis previos puntos de vista. Puedo hacer esto porque no tengo creencias que defender. Creo que es una manera de salirme un poco de los sesgos cognitivos que cargo.

Incluso si en un momento elijo creer en algo, ésta actitud me permite moverme entre esas creencias. Hay una especie de flexibilidad que permanece por debajo de las creencias y que me permite reconocer que estoy eligiendo conscientemente creer en algo. Es decir, se que la creencia en si es sólo una posibilidad entre otras creencias, se que no es absolutamente cierta, pero aún así me involucro con la idea porque tengo ganas de experimentar que se siente creer en eso.

No es sólo una apertura a lo que otras personas puedan decir, sino una apertura general frente a la vida. Al no saber que es lo que va a pasar le devuelvo a la vida la posibilidad de sorprenderme. Muchas veces me pasa que antes de hacer algo pienso de antemano si me va a gustar o no, “tengo expectativas”, tal cosa si voy a disfrutarla y tal otra no. ¿Realmente se eso?. Elegimos casi todo suponiendo que lo vamos a querer y no dejamos lugar para elegir algo que no conocemos y dejar que nos sorprenda, no tener expectativas de eso. Simplemente hacerlo.

Scrabbel

¿Alguna vez has jugado al scrabbel?.

En este juego tengo una determinada cantidad de letras y con ellas puedo formar palabras. Hay ciertas palabras que no puedo formar simplemente porque no tengo esas letras. Las letras que tengo son un límite a la hora de crear palabras. Lo mismo sucede en mi cabeza: tengo una serie de creencias, y las cosas que puedo crear con esas creencias son limitadas. Puedo formar cosas geniales con las letras que tengo, pero siempre voy a estar dentro de los confines de mi mente.

Volviendo al tema que estoy tratando acá: Quizás el futuro de a ratos se vea negro simplemente porque en mi cabeza no tengo las letras necesarias para formar pensamientos y creencias más optimistas. Con las letras que tengo sólo puedo formar la palabra “dinero” y siento que si tuviera la posibilidad de colocar esa palabra en el tablero sería feliz. Y quizás tenga razón, quizás con esa palabra gane algunos puntos. Sin embargo obsesionarme

con esa palabra me limita y de hecho reduce las posibilidades que tengo de ganar. Si en algún momento la vida me ofrece una W por ejemplo, la voy a rechazar porque no me sirve para formar esa palabra. Quizás la vida incluso me ofrezca letras en cirílico o en Thai y como son demasiado raras comparadas con las letras que tengo, las voy a rechazar.

A lo que voy con esto es a que si no me animo a cuestionar mis creencias y mis deseos, sino me animo a desarmar la palabra “dinero”, no voy a poder reconocer mi capacidad para crear todo tipo de palabras. Quiero crear la palabra dinero, si, es cierto. Pero no se si con esa palabra voy a ganar.

Tengo muchas letras/creencias que no elegí: el lugar donde nací, el momento histórico, mi familia, etc. Sin embargo el cerrarme a la posibilidad de incorporar nuevas letras, o incluso tirar las que tengo, es una decisión que estoy tomando. Revertir esta decisión y reconocer que “no se”, me permite evaluar otras posibilidades, me permite incorporar letras que de otra manera rechazaría. Creo que ésta actitud humilde y flexible es la única manera de realmente crear cosas nuevas.

Lo último que me gustaría resaltar de ésta analogía es que los pensamientos y creencias que voy a albergar en mi mente siempre van a ser limitados. De todos los alfabetos que existen en el mundo, de los que existieron antes y de los que aún no se inventan, sólo puedo acceder a una pequeña selección de letras. Es por eso que a pesar de tener muchas o pocas letras, sigo sin saber nada.

Cómo -aparentemente- decía Napoleón: “Los sabios buscan la sabiduría; los necios creen haberla encontrado.”